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Mostrando entradas de 2012

Homeland. Esto ya lo hizo Jack Bauer. Y mejor

Una de las series del momento, por no decir la serie de moda, es la nueva joya de la cadena Showtime, una cadena valiente, transgresora (Weeds o Dexter son buena prueba). Nos encontramos aquí con una historia sobre un marine estadounidense capturado en Afganistán, donde pasa ocho largos años cautivo, sometido a todo tipo de torturas. Su rescate y vuelta a casa convertido en héroe, y las sospechas de una inestable agente de la CIA de que puede haberse pasado al otro bando, son los ingredientes principales de esta historia que ha conquistado a medio mundo. Emmys, Globos de Oro. La crítica se rinde a sus pies, poniéndola al nivel de obras de arte como Mad Men o Breaking Bad. El mismísimo Obama es fan declarado de la serie. Es obvio para cualquiera que haya visto la serie que ésta tiene sus virtudes. Yo mismo estoy enganchado. Giros constantes, personajes carismáticos y sorpresas que te mantienen en vilo.  Sin embargo, como fan declarado que soy de la siempre añorada 24, n

Londres 2012. Exposición camuflada de Banksy

Empiezo con esta entrada un pequeño especial con el recorrido artístico que estoy haciendo durante las últimas semanas por una de esas imprescindibles ciudades en la que estoy teniendo la suerte de trabajar. Londres tiene tantos detalles, tantos sitios increíbles, que me voy a permitir no empezar con los clásicos, sino con un espacio que descubrí por casualidad , paseando por la zona de Covent Garden. El arte callejero es a día de hoy uno de los sellos de identidad de Londres, uno de los grandes factores que la convierten en una ciudad moderna, puntera. Y no cabe duda de que el misterioso Banksy es su máximo exponente. Sus obras han dado la vuelta al mundo, y puedo atestiguar que en la misma Londres, mercadillos como el de Notting Hill o el de Candem tienen un gran negocio en la explotación de éstas. Fría noche tras un largo día descubriendo la ciudad con un amigo. Una fábrica abandonada. Obras como la de la imagen anterior en la fachada (y las que siguen). "Mr Brainwa

Dexter se arrastra hacia su inevitable final

El pasado octubre llegó a nuestras pequeñas pantallas la esperadísima séptima temporada de Dexter. Largos años acompañando a su oscuro pasajero en la odisea vital que parecía llegar a su culminación con la última escena del año pasado, a estas alturas ya hemos visto de todo. Lo mejor (Trinity), y lo peor (Miguel Prado) . La escasa valentía de los guionistas no daba demasiadas esperanzas, demostrando que si una vez se atrevieron a dar un paso adelante, eran capaces de recular lo necesario para mantener la fórmula. Así pues, sólo quedaba una cosa por ver. Y llegó ese momento clave . Lo esperábamos con ansias. Había mil teorías sobre cómo se produciría, sobre sus repercusiones. Todo debía cambiar, los pilares de una vida cimentada en una sangrienta mentira debían no tambalearse, sino desmoronarse por completo aplastando a todos bajo su peso. Una espiral que nos llevara en volandas hacia un final apoteósico (todo espectador tiene en mente uno). ¿Es eso lo que nos he

American Horror Story, terror y excesos sin fin

En el panorama seriéfilo actual, encontrar algo nuevo siempre llama la atención. Porque todo parece lo mismo. Una nueva comedia. Un nuevo drama de época. Un policiaco más. Y sin embargo, a veces nos sorprenden. Eso ocurrió el octubre pasado, cuando llegó a nuestras pantallas la primera temporada de la que sería una de las series revelaciones del año: American Horror Story. Por qué era nueva. Simplemente por el género. Terror. Sin concesiones. Terror puro y duro . Es este un género curioso, tan fascinante como en apariencia desaprovechado, con pocas obras maestras absolutas y muchos intentos, más o menos exitosos, de abordar esas sombras, esos murmullos, ese movimiento furtivo que despierta la parte más primitiva y más fértil de nuestra imaginación. Hijo de la literatura, que nunca ha podido, o querido, adentrarse en terror más puro (Poe, Lovecraft, incluso King, por no hablar de los Stoker o Shelley, siempre tienen matices, siempre es algo más, ya sea me

Damages se condena al olvido

  El final de una serie es un momento crítico. Todo lo anterior queda en suspenso, todo será juzgado de nuevo en relación con los últimos minutos, por muchas temporadas que arrastre a las espaldas, por muchos grandes momentos que nos haya dado. Los ejemplos son muchos y variados. El más obvio, el de Lost, que consiguió hundir la serie hasta el punto de que pocos son los que la recomiendan a día de hoy. El caso inverso, Six Feet Under, que elevó la creación de Alan Ball hasta cotas de genialidad jamás alcanzadas en el panorama televisivo. Esta semana pudimos disfrutar del esperado final de Damages , una serie a estas alturas bastante minoritaria (con bastante razón muchos la han abandonado), pero con suficiente interés, sobre todo por sus protagonistas, como para mantenernos a unos pocos enganchados y expectantes hastas el último minuto. Y quizá ese es el problema. Que siempre esperé más de lo que Damages dio . Siempre pensé que detrás de los engaños, de las triquiñuelas de gui

A la sombra de las muchachas en flor

Dejándonos llevar por la corriente del embravecido río que es esta monumental obra, dejamos lentamente atrás la infancia del joven y enfermizo e hipersensible Proust, sus días en Combray, sus largos y solitarios paseos, para zambullirnos en el principio de su adolescencia . A la sombra de las muchachas en flor nos narra con el obsesivo detalle al que ya nos hemos acostumbrado, con ese estilo magnífico y casi excesivo que convierte en insulsas a la mayoría de novelas (cuesta imaginar un libro mejor escrito), el primer gran amor de Proust, Gilberta Swann, a la que ya conocíamos del primer volúmen . Pero como todo se acaba difuminando, e incluso las pasiones más fuertes pocas veces resisten el paso del tiempo y las casi siempre absurdas acciones humanas, al final (o eso parece) de esta relación le seguirán unos meses en el balneario de Balbec , donde conocerá a las muchachas en flor que anuncia el título. Tras el relativo fracaso del primer volumen, que Proust tuvo que publica

Breaking Bad, lista para sentencia

  Perfilándose en el horizonte vemos su silueta. Le reconocemos al momento, caminando solitario en un desierto de colores saturados, oculto bajo su sombrero negro. Es Heisenberg . La leyenda de la polvorienta franja fronteriza, como si acabara de surgir de un suavizado libro de Cormac McCarthy. Es Breaking Bad, que se acerca, que se impone, un verano más, y nos regala, esta vez, en su quinta temporda, ocho capítulos sin desperdicio alguno, primera parte del fin de una historia de la que ya no podemos despegar la mirada, ni aunque quisiéramos. La evolución de ese personaje magnífico que es Walter White, historia viva de la televisión , ha alcanzado su cénit. El camino se ha completado y aquel lejano profesor de química ya ha llegado tan lejos como alguna vez pudo soñar, en la época en que preparaba su Blue Meth en la caravana junto a su alumno Jesse. Él y la serie han cambiado tanto que ya casi no son reconocibles. Sin embargo, y a pesar de que a estas alturas el avance

Mi agosto en series

  Sí, aunque parezca increíble, además de las horas que llevo invertidas en busca del tiempo perdido , que no son pocas, y las que quedan, además de la playa, del calor insoportable y para rematar de tener que trabajar este agosto, no podía faltar la ración anual de series veraniegas. Este año la elección ha sido sencilla, y he tirado por tres clásicos de la televisión ya prácticamente en su recta final, más o menos inmediata. Series que quería ver sí o sí, aunque fuera un lunes a las doce de la noche teniendo que madrugar al día siguiente. Hay series así. Curiosamente, las tres encaran su quinta temporada . Antes de presentarlas, decir que ninguna de las tres me ha decepcionado, todas me han alegrado un mes más árido de lo habitual. Magníficas, más que recomendables pues, para quien todavía las tenga en el cajón. ¿Cuáles serán? Veamos...

Por el camino de Swann

Viajes literarios como el que nos ocupa son difíciles de emprender en estos días ajetreados y de lectura rápida y frugal, de párrafos sueltos en blogs aleatorios y ojeadas rápidas a titulares que olvidamos minutos después. La época de Proust quedó atrás hace mucho, y sin embargo, a pesar del bombardeo constante de imágenes, no hay serie o película comparable (no, ni siquiera The Wire o Six Feet Under) al placer que uno experimenta al toparse con la gran literatura. Con esa que se adentra sin miedo en rincones del alma humana en los que sólo ella (y quizá la música) se atreven a adentrarse. Por el camino de Swann es nuestra toma de contacto con ese Proust niño que descubre el mundo asombrado y ligeramente asustado, pero siempre fascinado y ávido de aprender, de descubrir, de empaparse de los estímulos que lo rodean.   Dividido en tres partes claramente diferenciadas , corresponde la primera a la más tierna infancia, al amor desesperado hacia su madre, a la rutina de una

En busca del tiempo perdido

Un largo siglo ha pasado desde el lejano día en que un Marcel Proust enfermizo, hundido tras la muerte de sus padres, encerrado en una habitación con las paredes de corcho, volviera la vista atrás y escribiera las primeras líneas de la que a la postre sería su obra cumbre, y por ende, una de las más colosales de la historia de la literatura. Un largo y tumultuoso siglo nos separa de ese 1913 en que vio la luz la primera parte de En busca del tiempo perdido , un viaje fascinante por la naturaleza humana, por cada recodo del alma, por cada minúscula emoción o sentimiento. Y  a pesar de ese interminable siglo que ya hace años dejamos atrás, en el que tanto ha cambiado el mundo, para bien o para mal, quién puede juzgarlo, aprovechamos el calor estival, avanzamos entre la maleza que cruje bajo nuestro pies, nos deleitamos con el olor de las mil flores que nos rodean, cerramos los ojos y notamos el tacto rugoso del libro que llevamos en las manos, y cuando llegamos al rincón

Studio 60, fugaz destello de genialidad

  El metalenguaje en el mundo de la televisión, esto es, el regodeo de los propios guionistas, productores, actores, directores, en lo fascinantes que son sus vidas, nos ha dado muchos y en ocasiones memorables productos, como la ya decadente 30 Rock, en sus momento poseedora de los mejores guiones de comedia en años. Y si alguien sabe de metalenguaje, y de lenguaje, y de colocar palabras y metáforas y discursos grandilocuentes en boca de personajes que nos tienen enganchados mientras nos hacen sentir pequeños y aburridos a la vez que envidiamos sus vidas trepidantes y desbordantes de ingenio, es el maestro de los diálogos, Aaron Sorkin . Incluso la situación más anodina puede adquirir una épica digna del mismísimo Nolan si le dejas a este guionista, showrunner, genio, o como se le quiera llamar, poner sus frases en boca de los personajes que hasta entonces dormitaban por la pantalla. Cualquiera que haya visto Moneyball o La Red Social (firma el guión de ambas) sabe

Choque de reyes

Confusión. Caos. Guerra. Las batallas se suceden. Los muertos se multiplican. Decenas de personajes se pasean frente a nuestros ojos, muchos dejando escasa huella. En el mundo creado por George R.R.Martin, el infierno se ha desatado. Nadie está seguro. Cualquiera puede caer.  El mastodonte de la HBO pisa con fuerza en su segunda temporada. Quizá demasiada fuerza. Sus ecos resuenan por cada rincón de los Siete Reinos. El problema es que hay tantísimos ecos que a veces cuesta entender lo que están diciendo. El caos que reina en la serie acaba por trasladarse al espectador, y eso no es bueno. Sin embargo, la historia avanza, y no hay marcha atrás. Mientras los reyes chocan y se desgastan y dejan tras de sí un mundo devastado, y en mitad de todos ellos un enano mueve los hilos y maneja como nadie ese delicado juego, otros dos focos reclaman nuestra atención. Por supuesto uno de ellos es el inevitable Invierno, que ya está aquí. Y a juzgar por última (y soberbia) escena de

Lights Out, otra pequeña perla maldita

Será tan corta y fugaz esta reseña como lo fue una de las series más injustamente tratadas del 2011, que hace poco tuve la oportunidad de ver y disfrutar. De puntillas y sin demasiado bombo llegó y se fue esta notable (tampoco exageremos) producción centrada en el mundo del boxeo.  Trece capítulos intensos, dramáticos, emocionantes, con un final bastante cerrado (y magnífico), para los escépticos de las series canceladas. ¿Vale la pena? Y tanto.  Pactrick "Lights" Leary no será historia de la televisión, pero es de aquellos personajes que calan hondo, a los que acompañamos con emoción en su pedregoso camino.

Hasta siempre, House

   Todo empezó el 11 de noviembre de 2004 . Nos encontramos en los ajetreados pasillos de un hospital todavía extraño, el Princeton-Plainsboro. Le vemos a lo lejos, avanzando hacia nosotros, cojeando, y jamás podríamos imaginar quién es. Barba de varios días. Camisa por fuera. Bambas. Su inseparable bastón. Acabamos de encontrarnos con Gregory House. Por supuesto, pasa a nuestro lado sin saludarnos.  Ese año la televisión cambió para siempre. Ese año surgieron las dos series que hicieron posible todo lo demás. Mucho más influyentes que Los Soprano, The Wire, Six Feet Under... No suelen estar arriba en los rankings. Pero son, sin duda, las causantes de que millones de personas en todo el mundo descubrieran que la televisión no tiene por qué ser la caja tonta. Que no todo es sentarse y ser bombardeado. Es i mposible entender el panorama audiovisual actual sin haber oído hablar de Lost o de House. 21 de mayo de 2012. Todo se acaba. Ocho años más tarde, todo es distinto. La mis

Entourage, a veces puedes tenerlo todo

Cómo os echaremos de menos... En el cada vez más vasto (quizá excesivamente vasto hoy en día) panorama seriéfilo, hay series de todo tipo. La mayoría mediocres tirando a malas, algunas buenas y cuatro contadas que se puedan considerar excelentes. Luego están The Wire y Six Feet Under, claro. Sin embargo, la serie que no es ocupa juega en una liga aparte. En septiembre del año pasado llegó a su fin Entourage, otra absoluta joya de HBO (y van...). Y he considerado más que apropiado retomar mi bitácora, en su vertiente seriéfila, con ella. Por lo que representa. Porque es lo más alejado de The Wire (con la que todo empezó aquí) en robustez de guiones, en mensaje..., pero a la vez comparte tantísimas cosas. Por lo inclasificable. Por lo mágica e irrepetible. Así, no sería justo hablar de la calidad de sus guiones, de sus interpretaciones, de la factura técnica. No lo haré. Colocarla junto a comedias como 30 Rock, Community, no tiene el menor sentido. Dramas como Breaking Bad, Ma

At Swim-Two-Birds (En Nadar-Dos-Pájaros)

Flann O'Brien (pseudónimo de Brian O'Nolan ) es uno de esos escritores que se abren camino en la historia de la literatura por pequeñas ranuras o grietas casi insignificantes. El boca a boca le va colocando en el lugar que siempre ha merecido. El valor intrínseco de la prosa de este genio irlandés cala sin remedio en todo el que se detiene a leerlo con una mínima pausa. Comprendiendo su delicioso humor, su constante juego de espejos y su universo absurdo o descabellado o simplemente único.   "At Swim-Two-Birds" es, quizá, la mejor muestra de metaliteratura que encontrarse pueda. Divertidísima, surrealista hasta el extremo . Para leer una y otra vez, siguiendo por los más tortuosos caminos a personajes que atraviesan las páginas y se rebelan contra su autor, a héroes mitológicos o demonios civilizados, hados buenos e incluso a bastardos literarios. Figuras como Jose Luis Borges, Graham Greene, Dylan Thomas o James Joyce jamás cesaron de alabar la obra d

Middlesex, una Odisea moderna

Es un tema recurrente a lo largo de la corta historia de los Estados Unidos la búsqueda por parte de sus escritores de una especie de Grial que los obliga a luchar contra sus propias limitaciones, a mejorar siempre, a no conformarse jamás. A compararse entre ellos mientras avanzan por el mar embravecido y traicionero que es la literatura. No basta escribir un buen libro. No basta con escribir un gran libro. Hay que escribir la Gran Novela Americana. Jeffrey Eugenides , nacido en Detroit en 1960, de ascendencia griega e irlandesa, es, sin lugar a dudas, uno de los escritores norteamericanos más interesantes. Y lo digo tras haber leído sólo dos libros suyos (ha escrito tres). Su primera novela, "Las vírgenes suicidas" (1993), me fascinó cada vez más a medida que me adentraba en esa hipnónica historia que encierra muchísima más verdad de lo que puede parecer a primera vista. Es una obra maestra, sin duda alguna. Con tantísimos detalles, tantísimo poso. Las hermanas Lisbon

Puro Sherlock Holmes

Deliciosa noticia para empezar el año. Y de dónde podía venir sino del país que vive últimamente una edad dorada audiovisual que agradecemos todos los amantes de la buena televisión, del buen cine, del buen arte en general. ¿Las razones? Un grandísimo respeto por los artistas . Tanto por los encargados de adaptar, a los que se les da toda la libertad que se merecen, como los creadores del material original. De ahí las sublimes adaptaciones (The Crimson Petal and The White) o golpes de genio como la reciente Black Mirror. Pero no nos desviemos. Pues lo que ha llegado con la segunda temporada de "Sherlock" , la soberbia serie de la BBC, es un caviar exquisito para todos los que disfrutamos como enanos con las aventuras del más famoso detective en nuestros años mozos. A todos nosotros va dedicado el capítulo "A Scandal in Belgravia". Cada minuto de la serie destila una admiración por la obra de Sir Arthur Conan Doyle que no es de extrañar el gran recibimiento que tuvo.